Peor aún, ella no encaja, de ninguna forma, con la nueva y perfecta familia de club de campo de su padre. Por lo tanto Whitley se revela. Duramete. Tanto, que no se da cuenta de las cosas buenas que tiene delante de sus narices: una dulce y pequeña futura hermanastra, que es casi la única persona que alguna vez le ha gustado, una mejor amiga (a pesar de que Whitley jura que no "hace" amigos), y un chico increíblemente sexy, que no es su hermanastro... por lo menos, no aún. Ellos tres se ocuparán de ayudar a que Whitley supere su ira y empiece a reunir los pedazos de su familia.
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